Podobne

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confianza en el sentido interno. Dependen de los demás. Dependen tanto de los demás, que si alguien dice:
«Pareces estar muy feliz», empiezas a sentirte feliz. Si veinte personas deciden que seas infeliz, pueden
hacerte infeliz. Sólo tienen que repetírtelo todo el día, sólo tienen que decirte cada vez que te los encuen-
tres: «Tienes un aspecto muy triste, muy infeliz. ¿Qué te ocurre? ¿Se ha muerto alguien o algo así?.» Em-
piezas a sospechar; si tanta gente dice que estás triste, debe de ser que estás triste.
Dependes de las opiniones de los demás. Has estado dependiendo tanto de las opiniones de los de-
más, que has perdido el rastro de tu sentido interno. Tienes que volver a descubrir tu sentido interno, por-
que todo lo hermoso lo bueno y lo divino sólo se puede sentir con el sentido interno.
Deja de estar influenciado por las opiniones de los demás. En su lugar, empieza a mirar hacia de-
ntro... permite que tu sentido interno te hable. Confía en él. Si confías en él, crecerá. Si confías en él estarás
alimentándolo, se fortalecerá.
Vivekananda fue a ver a Ramakrishna y le dijo:  ¡Dios no existe! Puedo demostrártelo, Dios no exis-
te.  Era un hombre muy racional, muy escéptico, muy educado, tenía muchos conocimientos del pensa-
miento filosófico occidental. Ramakrishna era inculto, analfabeto. Y Ramakrishna le dijo:  De acuerdo,
¡demuéstramelo!
Vivekananda habló mucho, ésa era la prueba que tenía. Y Ramakrishna le escuchó y dijo:  Mi senti-
do interno me dice que Dios existe, y que es la autoridad suprema. Lo único que estás haciendo es argu-
mentar. ¿Qué te dice tu sentido interno?
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Osho Coraje  La alegría de vivir peligrosamente
Vivekananda ni siquiera se había parado a pensar en ello. Encogió los hombros. Había leído libros,
recogiendo argumentos y pruebas a favor y en contra; por medio de estas pruebas había intentado decidir si
Dios existía o no. Pero no había mirado hacia dentro. No le había preguntado a su sentido interno.
Esto es muy estúpido, pero la mente escéptica es estúpida, la mente racional es estúpida.
Ramakrishna dijo:  Tus argumentos son preciosos, ¡he disfrutado! Pero ¿qué puedo hacer? ¡Yo sé!
Mi sentido interno me dice que existe. Del mismo modo que me dice que estoy contento, que estoy enfer-
mo, que estoy triste, que me duele la tripa, que hoy no me encuentro muy bien, mi sentido interno me dice
que Dios existe. No se trata de un debate.
Y Ramakrishna dijo:  No puedo demostrarlo, pero si quieres, te lo puedo enseñar.  Nadie le había
dicho nunca a Vivekananda que Dios se pudiese enseñar. Y antes de que pudiera decir nada, Ramakrishna
saltó  era un hombre salvaje , ¡saltó y puso los pies sobre el pecho de Vivekananda! Entonces, sucedió
algo, se desprendió cierta energía, y Vivekananda cayó en un trance de tres horas. Cuando volvió a abrir
los ojos era un hombre completamente nuevo.
Ramakrishna te dijo:  ¿Qué dices ahora? ¿Dios existe o no existe? ¿Qué te dice tu sentido interno?
Tenía una tranquilidad tan grande, una quietud tan grande, como nunca había sentido antes. Estaba
lleno de júbilo por dentro, tenía un gran bienestar, estaba rebosando bienestar... Tuvo que inclinarse y to-
carle los pies a Ramakrishna diciendo:  Sí, Dios existe.
Dios no es una persona sino la sensación de bienestar supremo, la sensación de estar en casa, la
absoluta sensación de que «pertenezco a este mundo y este mundo me pertenece. No soy un extraterres-
tre, no soy un extraño. El sentimiento absoluto  existencial de que, «la totalidad y yo no estamos sepa-
rados. Esta experiencia es Dios. Pero esta experiencia sólo es posible si permites que funcione tu sentido
interno.
¡Empieza a permitirlo! Dale todas las oportunidades que sean posibles. No busques una autoridad
fuera, no busques opiniones fuera. Mantente un poco más independiente. Siente más, piensa menos.
Sal y mira una rosa, y no repitas como un loro: «Es bonita. » Puede ser sólo una opinión, te lo ha di-
cho la gente; desde la infancia has estado oyendo: «La rosa es bonita, es una gran flor. » Cuando ves una
rosa simplemente lo repites, como un ordenador: «Esta rosa es bonita. » ¿Lo sientes de verdad? ¿Es tu
sensación interna? Si no lo es, no lo digas.
Cuando miras a la luna no digas que es bella... a menos que sea tu sentido interno. Te sorprenderás
al darte cuenta de que el noventa y nueve por ciento de las cosas que tienes en tu mente son prestadas. Y
dentro de ese noventa y nueve por ciento de cosas, de basura inservible, el uno por ciento del sentido inter-
no se ha perdido, se ha ahogado. Abandona tus conocimientos. Recupera tu sentido interno.
Conoces a Dios por medio de tu sentido interno.
Hay seis sentidos: cinco son externos; te informan sobre el mundo. Los ojos te informan de la luz; sin
ojos no conocerías la luz. Los oídos te informan del sonido; sin oídos no sabrías qué es el sonido. Hay un
sexto sentido, el sentido interno, que te muestra y te habla de ti mismo y del origen supremo de todas las
cosas. Tienes que descubrir ese sentido. La meditación no es sino el descubrimiento del sentido interno.
EL MAYOR MIEDO DEL MUNDO ES EL MIEDO A LAS OPINIONES DE LOS DEMÁS. En cuanto de-
jas de tener miedo a la multitud dejas de ser una oveja te conviertes en un león. De tu corazón sale un gran
rugido, el rugido de la libertad.
Buda, en efecto, lo llamó el rugido del león. Cuando un ser humano alcanza un estado de absoluto si- [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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